2 octubre 2023

Cuando el estado repartió heroína para alienar a gran parte de su juventud

Todavía recuerdo aquellos años finales de los 70,
principios de los 80, cuando de repente apareció misteriosamente la
heroína en casi todos los barrios populares de Canarias. Antes
solo se encontraba marihuana, hachís, pastillas y excepcionalmente cocaína,
drogas que no generaban en esos tiempos una excesiva adicción, ni
convertían a quienes las consumían en zombis demacrados/as dispuestos/as a todo
para conseguir una nueva dosis. 



Con la heroína lo consiguieron y todo se llenó
de fantasmas desnutridos/as, tremendamente flacos/as, recorriendo las calles
pidiendo dinero, forzando coches, robando, pegando tirones, atracando,
saqueando los humildes ahorros de sus propias familias.



Soy de los que pienso que el propio estado comenzó
ese reparto indiscriminado de droga, con el objetivo claro de
alienar a una juventud que era combativa, que llevaba años luchando contra la
anterior dictadura fascista española, que tras el engaño siniestro de la “transición”
a la falsa democracia se eternizó en el poder a los nuevos ladrones, delincuentes
políticos, estafadores profesionales de coche oficial, que temían a una
juventud que comenzaba a organizarse, a luchar, a movilizarse en sus barrios y
ciudades, en los centros educativos de secundaria y en la propia universidad.



Ese plan alienante se llevó a cabo por todo el
estado español, no solo en las islas, incidiendo sobre todo en Euskal Herria, Catalunya,
Galixa, Andalucía, Madrid…, donde de repente los/as heroinómanos/as formaron parte del
paisaje cotidiano, destruyendo a una parte de la juventud más luchadora,
llevándola a la muerte por sobredosis, asesinatos, disparos de la policía y
suicidios.



Por ello no entiendo que los voceros del caduco régimen
español se echen las manos a la cabeza, simplemente porque alguien diga “que la
propia policía repartió drogas”. Es una realidad palpable, no sé si los cuerpos
de seguridad lo hicieron directamente o no, pero es un hecho que existió, un
proyecto preconcebido de alienación desde las entrañas del estado, cuyos
resultados les fueron inmensamente satisfactorios, borrando del mapa social y
político a muchos/as jóvenes, destrozando barrios combativos, heroicos
y altamente organizados, donde gran parte de sus líderes juveniles cayeron en
las fauces de las toxicomanías, conducidos/as directamente al paredón de la
pasividad, del lumpen, de la absoluta indigencia, de una exclusión social casi
irreversible.



Muchos amigos y amigas jamás salieron de ese abismo,
yo mismo pude ser uno/a de ellos/as. Gente muy valiosa, inteligente, con mucha
cultura, compromiso, con ideas claras de lucha contra este criminal sistema
capitalista, compañeros/as que ahora están muertos/as, hospitalizados/as de por
vida o simplemente con una demencia permanente, deambulando calles oscuras en
la más absoluta soledad, desamparados/as por el corrupto régimen, sobreviviendo
en bancos de alimentos, pasando sus últimos días en centros sociales tapadera,
que lo único que persiguen es tapar la evidente y triste realidad.



Aquellos años de Deep Purple, Led Zeppelin y el amor revolucionario de Víctor Jara, inundaron de ternura esa parte de nosotros/as que todavía sigue viva, que nos estremece cuando
recordamos a los/as muchos/as que ya no están, que se quedaron en el camino
desolado, galopando caballos de muerte entre las nubes del olvido.

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