Con la excepción de Euskal Herria el abanico de alternativas al bipartidismo es limitado y en algunos casos los que se presentan como opciones verdes o alternativas, representan a una izquierda domesticada, arrodillada y moderada que incluso apoyó la criminal guerra colonial en Libia, respaldando los bombardeos de la OTAN sobre una nación soberana. Ahora presumen de progres y ecologistas en sus mítines y campañas pero desgraciadamente también tienen las manos manchadas de sangre inocente.
A muchos de los que venden una imagen de ecologistas no se les ve nunca en las luchas en defensa del territorio o sobre derechos de los animales, al menos yo no los he visto. Solo aparecen como siempre, meses antes de las elecciones y cual guerreros del arcoirís, dan la impresión de que van a comerse el mundo y liberarnos de la hecatombe capitalista sobre la madre tierra. Por supuesto toda esa fuerza se les va por el culo cual volador desrabonado (fuego artificial en Canarias), para volver a desaparecer durante cuatro años y en caso de tocar gobierno pactar con fuerzas reaccionarias y anti ecológicas o decir públicamente que el ecologismo no tiene ideología.
La verdadera alternativa está en las fuerzas que se definen claramente como anti imperialistas, anti colonialistas y anti sistema capitalista, no queda otra a pesar de no existir una verdadera unidad de la izquierda revolucionaria, sino acuerdos puntuales entre organizaciones donde por mi parte se me hace imposible votarles, por contar con partidos pseudoecologistas, que apoyaron la masacre libia o reciben financiación de organizaciones “verdes” europeas cómplices directas del imperialismo salvaje.
El 20 de noviembre celebraremos un año más la muerte de uno de los dictadores más sanguinarios de la historia, pero a la vez comprobaremos el triunfo de uno de los partidos de la turba bipartidista, ambos dispuestos a seguir recortando, privatizando, saqueando y hundiendo en la miseria a la mayoría de nuestro pueblo, destruyendo la naturaleza y participando en las siguientes invasiones de cualquier otro país que tenga petróleo o que como Afganistán produzca la mayor parte de la heroína del planeta, cuya primera distribuidora es la mafia norteamericana tan amiga del Nobel de la Guerra, Barack Obama, así como de sus antecesores más genocidas.
No se acabará todo este día de un noviembre amargo, la lucha debe seguir y aunque vengan días duros y peores siempre nos quedará la esperanza de una resistencia invencible.
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