8 junio 2023

HABITANTES DE LA TIERRA

En este trozo de universo que llamamos «Tierra» convivimos con millones de seres vivos. Animales como nosotros que tratan de disfrutar de una existencia digna y feliz, seres con otra forma de sentir, de vivir, de soñar, pero que nos acompañan en este viaje por el infinito. Son nuestros compañeros de planeta, nuestros hermanos olvidados, los que sufren todo tipo de aberraciones sin que tomemos conciencia de que si ellos desaparecen será el principio de nuestro fin como especie.

Los animales sufren una extinción progresiva, a los grandes simios (chimpancés, gorilas, orangutanes, bonobos) no les quedan más de 10 años en estado salvaje antes de desaparecer para siempre, los elefantes, rinocerontes, tigres, osos, etc., comprueban como su universo se viene abajo, como se talan sus selvas o son cazados por furtivos o safaris organizados, donde aristocratas del crimen descargan las balas de sus fusiles en sus nobles cuerpos.

Otros como ciertos primates, perros, gatos, conejos pasan sus tristes vidas en laboratorios de experimentación, con electrodos en la cabeza, con sondas incrustadas en sus higados para satisfacción de científicos que no descubren nada, solo hacen sufrir a seres sin maldad en beneficio de una ciencia al servicio de multinacionales, ejercitos, empresas cosmeticas, farmaceúticas, que solo tienen un interés monetario a costa de la muerte y el dolor de animales inocentes.

Aquí en Canarias vemos como proliferan los delfinarios y orcarios. Somos la región del mundo con mayor número de este tipo de crueles espectáculos, ya que la tendencia internacional es el cierre de estos estanques de la muerte, para que los niños y los amantes de los cetáceos puedan verlos en libertad, en excursiones sostenibles organizadas o en cualquier documental de la televisión. Pero los políticos y empresarios de esta tierra, siguen el cruel ejemplo del poderoso Loro Parque, empeñándose en promover nuevas iniciativas empresariales de zoológicos acuaticos en unas islas que cuentan con más de 30 especies de delfines y ballenas libres en sus aguas territoriales, pudiéndose potenciar un turismo de observación respetuosa de cetáceos, sin condenar a vivir de por vida en una piscina clorada a estos maravillosos animales marinos.

Tenemos que desterrar la visión que tenemos de los animales no humanos como seres inferiores, ellos son capaces de sentir, de amar, de recordar lo bueno y lo malo. Muchos ya estaban en el planeta antes de llegar nosotros, han sobrevivido a los embates de glaciaciones, cambios climáticos naturales, asteorides y epidemias planetarias, sin tener que alterar la Tierra, sin someter y esclavizar al resto en esta inmensa nave cosmica. Debemos buscar alternativas de vida más solidarias, menos especistas, cambiar nuestra forma de vivir, cruzar nuestra mirada con la de cualquier ser vivo, observar el fondo de sus ojos para darnos cuenta de que sienten y sufren como nosotros, que alguna vez nos imploran sin decirnos nada un respeto por la vida, una dignificación de la existencia como habitantes de la tierra.