9 junio 2023

La poesía asesinada donde Federico sembró esperanza

En un país donde uno de sus poetas más universales
sigue enterrado en una fosa común, asesinado y desaparecido, como cientos de
miles de víctimas del franquismo, esa forma de fascismo que todavía a
muchos les cuesta asumir, digerir, asimilar, que sigue incrustado, metido
sin calzador en la médula de todos los estamentos de un estado fallido llamado
España.

Federico nunca imaginó lo que le iban a hacer
aquellas bestias inmundas en agosto de 1936, jamás pensó que le pagarían de aquella forma tan
cruel por su maravillosa obra, su compromiso social, su prodigiosa voz contraria a las tradiciones más injustas, la inmensa sensibilidad
para recrear el arte en sus geniales creaciones literarias, en el teatro
popular, el que educaba y movilizaba a un pueblo cada vez más consciente, defensor
de la justicia y la libertad.

Esta España que sigue permitiendo que el terror
inunde los escasos espacios de claridad, que desde su gobierno humilla a las
víctimas de la dictadura, que criminaliza a quienes exigen el cumplimiento de
los derechos civiles, una España negra, oscura, caciquil, la misma que siempre aborreció el pobre Federico, los ojos de odio que el poeta pudo observar esposado, instantes antes de ser fusilado, junto al maestro de Pulianas, José Dióscoro, al lado de dos banderilleros anarquistas de la CNT, uno de ellos Francisco Galadí. La  brutal mirada de
quienes lo asesinaron llamándolo “maricón”, enterrando la poesía, su cuerpo, aquellos
cuerpos que olían a ternura, mezclados con el barro de los olivares de Granada, muy cerca de la Fuente Grande.

Hoy los soberbios herederos de ese holocausto ostentan
cargos públicos, viajan en coche oficial, ganan millones saqueados al pueblo, avergüenzan
a la ciudadanía honrada en permanentes tramas de corrupción, protagonizando
todo tipo de escándalos de delincuencia política, ocultan los asesinatos
masivos ocurridos hace apenas 75 años, no permiten a la mayoría de las familias
recuperar esos restos, obstruyen, con todo tipo de argucias legales, que la mayoría
de las fosas comunes del estado se puedan exhumar.

Lorca recorre el mundo, vuela libre entre
civilizaciones y culturas, su poesía admirada, homenajeada en cada rincón de la
vieja madre tierra humilla a sus asesinos, golpea los rostros imperturbables de
unos gobernantes herederos del terror, precursores de una monarquía desprestigiada, “amiga” de horrendas dictaduras criminales, como las de Arabia Saudí o Marruecos, personajes
protagonistas de esta triste España, incapaces de un gesto de coherencia, de humildad
y valentía, que supondría juzgar al franquismo, reconocer que fue lo mismo que
el nazismo, hacer justicia, abrir cada cuneta, cada fosa, cada espacio
planificado para el crimen y la tortura, llenarlo de flores y dignidad.

Cerrar y cauterizar tantas heridas del alma, el
sufrimiento de cientos de miles de familias que siguen sintiéndose
desamparadas, odiadas, abandonadas, por quienes ostentan el decrepito poder de
una nación triste, con el corazón ensangrentado, donde se abandonó la poesía
por el dinero y el robo.

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