Valentina
entonaba una canción junto a Locomotoro, el Capitán Tán miraba por un
telescopio pequeñito las estrellas que podía abarcar la exigua pantalla de
televisión en blanco y negro de la comisaría del viejo barrio de San Andrés, al
sargento Cristo Fumero le gustaban los Chiripitifláuticos, aprovechaba los
interrogatorios para hacer un descanso y sumirse en aquel sueño perdido. Los
gritos y alaridos de los torturados no inmutaban su cara de niño realejero,
todo lo contrario, se metía más en el papel, sentado sobre el banco de madera
con las manos manchadas de sangre.
entonaba una canción junto a Locomotoro, el Capitán Tán miraba por un
telescopio pequeñito las estrellas que podía abarcar la exigua pantalla de
televisión en blanco y negro de la comisaría del viejo barrio de San Andrés, al
sargento Cristo Fumero le gustaban los Chiripitifláuticos, aprovechaba los
interrogatorios para hacer un descanso y sumirse en aquel sueño perdido. Los
gritos y alaridos de los torturados no inmutaban su cara de niño realejero,
todo lo contrario, se metía más en el papel, sentado sobre el banco de madera
con las manos manchadas de sangre.
La
rutina más siniestra cada día en aquellos finales de los 60, cuando habían
llegado noticias recortadas del asesinato del guerrillero heroico, de que en
París los jóvenes levantaban los adoquines para que crecieran flores entre el
asfalto.
rutina más siniestra cada día en aquellos finales de los 60, cuando habían
llegado noticias recortadas del asesinato del guerrillero heroico, de que en
París los jóvenes levantaban los adoquines para que crecieran flores entre el
asfalto.
Detener,
torturar, maltratar, vejar, humillar, encarcelar era la consigna y contaba con
el beneplácito de gran parte del pueblo, de empresas, constructoras, curas y
obispos que respaldaban al régimen fascista en aquellos años negros.
torturar, maltratar, vejar, humillar, encarcelar era la consigna y contaba con
el beneplácito de gran parte del pueblo, de empresas, constructoras, curas y
obispos que respaldaban al régimen fascista en aquellos años negros.
Las
islas no despertaban de la pesadilla de los años 30 y 40, cuando el genocidio sin
guerra se llevo la vida de miles de canarios, esa losa de horror sigue pesando,
se lleva en las entrañas de la conciencia, allí donde el terror deja marcas
eternas.
islas no despertaban de la pesadilla de los años 30 y 40, cuando el genocidio sin
guerra se llevo la vida de miles de canarios, esa losa de horror sigue pesando,
se lleva en las entrañas de la conciencia, allí donde el terror deja marcas
eternas.
El
sargento chiripitifláutico veía como los promotores del crimen iban reciclando
ideas para el cambio que se avecinaba, seguir robando, enriqueciendo sus
fortunas en lo que empezaban a llamar “democracia”, y no era más que una burda
mentira para que los mismos asesinos y sus herederos siguieran en el poder para
siempre.
sargento chiripitifláutico veía como los promotores del crimen iban reciclando
ideas para el cambio que se avecinaba, seguir robando, enriqueciendo sus
fortunas en lo que empezaban a llamar “democracia”, y no era más que una burda
mentira para que los mismos asesinos y sus herederos siguieran en el poder para
siempre.
http://viajandoentrelatormenta.blogspot.com.es
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