Leonardo Boff
Me comentaba este sábado un sacerdote amigo que quienes hacen más aportaciones solidarias por las personas desfavorecidas suelen ser los más pobres. Este fin de semana han sido unos días muy especiales, donde hemos realizado desde mi lugar de trabajo varios actos para recaudar alimentos y sobre todo para sensibilizar y generar conciencia de apoyo mutuo. Se nos erizaba la piel viendo a tantos niños y niñas en un torneo de judo solidario trayendo sus bolsas repletas de comida con los ojos ilusionados. Comprobar como crecían los kilos de alimentos hasta superar las ocho toneladas entre los tatamis. Luego la gente volcada, las parroquias cargando en compañía de judokas varios camiones y todo tipo de coches particulares, para ser repartidos entre miles de familias que no pueden alimentar a sus hijos/as.
Esta sociedad ha tejido una red de insolidaridad, individualismo y egoismo que estamos rompiendo entre mucha gente comprometida. Los bancos y las grandes fortunas se remueven cuando comprueban la inmensa solidaridad de los humildes. La ternura de los pueblos se hizo realidad este fin de semana de un diciembre negro en muchas partes del planeta. En un rincón de las Islas Canarias mucha gente ayudó a otra gente, gente que se mueve, que no se para ante el baboseo televisivo que nos dice que tenemos que pisotear al prójimo para salir adelante, competir para tener trabajo, para estudiar, para sobrevivir en esta vorágine terrorífica impuesta por el sistema capitalista.
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