Esta llovizna de julio fina y suave nos trae el recuerdo triste de la represión del franquismo en estas islas atlánticas, de cuando dispararon contra el pueblo y llenaron pozos y simas volcánicas de luchador@s por la libertad. Aquel 36 donde la furia de los poderosos se ensañó con los más débiles, con lo mejor de una clase trabajadora que luchaba contra el hambre, la miseria y una explotación medieval, de latifundios, derecho de pernada, señoritos y terratenientes esclavistas.
Hoy 75 años después se sigue sin vislumbrar el horizonte limpio de la dignidad y la memoria, gran parte de la clase política cierra sus puertas a quienes pretenden recuperar los restos de sus muertos, se tapan los crímenes de los fascistas por miedo a que los descendientes de los asesinos les dejen de financiar sus campañas electorales. Solo escasas y honrosas excepciones en un par de Ayuntamientos canarios que se han dignado escuchar las demandas de las familias de las personas asesinadas y represaliadas, que han permitido el merecido homenaje y reconocimiento histórico a quienes entregaron su vida en defensa de la democracia y la libertad.
La lucha sigue y no va a parar hasta que se haga justicia.
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