Rosa
Andrade Ocagane, la última hablante de la lengua indígena resígaro, fue
asesinada salvajemente por sicarios de los caucheros en la comunidad de Nueva
Esperanza en la selva norte de Perú. Esta mujer de ojos brillantes estaba entre
los 40 únicos hablantes de otra lengua, el ocaina, tanto en Perú como en
Colombia, entre las dos orillas del río Putumayo. Rosa se caracterizaba por
defender a los animales, a la foresta de ese inmenso pulmón verde del planeta.
Gozaba de una cordialidad permanente, una amabilidad y una sonrisa siempre en
sus labios ante cada visitante de esa extensión de vida y esperanza.
Andrade Ocagane, la última hablante de la lengua indígena resígaro, fue
asesinada salvajemente por sicarios de los caucheros en la comunidad de Nueva
Esperanza en la selva norte de Perú. Esta mujer de ojos brillantes estaba entre
los 40 únicos hablantes de otra lengua, el ocaina, tanto en Perú como en
Colombia, entre las dos orillas del río Putumayo. Rosa se caracterizaba por
defender a los animales, a la foresta de ese inmenso pulmón verde del planeta.
Gozaba de una cordialidad permanente, una amabilidad y una sonrisa siempre en
sus labios ante cada visitante de esa extensión de vida y esperanza.
Con
su muerte se pierde un legado universal, una de las últimas 43 lenguas de la
Amazonía. Su padre era ocaima, su madre resígara, ambos pueblos indígenas víctimas
de la crueldad de los caucheros.
su muerte se pierde un legado universal, una de las últimas 43 lenguas de la
Amazonía. Su padre era ocaima, su madre resígara, ambos pueblos indígenas víctimas
de la crueldad de los caucheros.
Esta
gran sabia del bosque sagrado, de una cultura ancestral que se pierde en la
nebulosa del tiempo apareció sin cabeza y sin corazón, las dos partes de su
cuerpo que estimulaban esa ternura y ese amor por la Madre Tierra, por eso
ahora la selva tiembla de pena, ese lamento inunda cada rincón de este mundo
ensangrentado, desgajado por los intereses de las elites, de las criminales
multinacionales que destruyen el futuro para llenar el bolsillo de unos pocos.
gran sabia del bosque sagrado, de una cultura ancestral que se pierde en la
nebulosa del tiempo apareció sin cabeza y sin corazón, las dos partes de su
cuerpo que estimulaban esa ternura y ese amor por la Madre Tierra, por eso
ahora la selva tiembla de pena, ese lamento inunda cada rincón de este mundo
ensangrentado, desgajado por los intereses de las elites, de las criminales
multinacionales que destruyen el futuro para llenar el bolsillo de unos pocos.
Como
Chico Méndez ahora Rosa es parte de ese infinito de heroínas y héroes del arco
iris, quienes entregan su vida por el resto de la humanidad, por cada ser vivo,
por cada humilde planta, por los árboles y flores que esa noche de noviembre
también lloraron su muerte.
Chico Méndez ahora Rosa es parte de ese infinito de heroínas y héroes del arco
iris, quienes entregan su vida por el resto de la humanidad, por cada ser vivo,
por cada humilde planta, por los árboles y flores que esa noche de noviembre
también lloraron su muerte.
http://viajandoentrelatormenta.blogspot.com.es
Rosa Andrade Ocagane
Una ángel cayó, una ángel se fue… ¡Honor y gloria a nuestras mártires!! ¡Saludos desde Perú a este gran blog!
Una perdida irrecuperable, en lugar de salvar lo importante andamos más preocupados en nuestros propios intereses…
Honor y gloria a las luchadoras del arco iris. Jamas te olvidaremos Rosa. Ni olvido ni perdón. Red Feminista Ecuador.