9 junio 2023

Fue como regresar a un lugar donde guardo raíces y luceros.

Silvio Rodríguez – Pioneros

Hacía más de 70 inviernos que entre aquellas paredes no se escuchaba el Himno de Riego, que no se alzaban puños y banderas rojas. Todo sucedió bajo un cielo despejado y luminoso este sábado rojo de octubre, donde los ojos se tornaban húmedos al ver aquella gente del cine y el teatro buscando sensaciones y momentos perdidos en la inmensidad de los años.

Carlos Reyes Lima, acudió desde las casualidades a la llamada de la historia y la justicia a eternizar unos sucesos que nadie o casi nadie habían querido destapar, instantes de un pasado no tan remoto que marcó la vida de mucha gente inocente, secuestrados en su memoria colectiva por la garra feroz de los terratenientes, la iglesia y otros esbirros del capital.

Este sábado olía a guerrillas selváticas, a hombres y mujeres lanzados al abismo generoso de la lucha mientras las cámaras eternizaban momentos mágicos, una terrible represión, la muerte de un bebé, torturas, desaparecidos, crímenes aberrantes, mujeres de rojo alzadas contra la barbarie y cinco hombres masacrados en un campo de tiro volcánico.

Domingo Valencia, llegó taciturno a encontrarse con su pasado más espantoso, sus ojos resplandecieron con las banderas y cantos revolucionarios, tuvo recuerdos luminosos que le sirvieron para interrumpir más de una vez la grabación y puntualizar hechos históricos, lugares de lucha y consignas grabadas para siempre en su memoria, en su sangre y en cada gesto de amor por un mundo liberado de la explotación capitalista.

Tuvimos la suerte de percibir la simiente de aquellos nuestros fantasmas más queridos entre cámaras, cigarros y profecías. Los cinco y otros que no conocíamos estaban presentes y velaban cada acción, su energía se hizo inevitable y un olor a tabaco negro y plataneras impregnó el rodaje, nos hizo sentir la alegría y la esperanza de unos seres esclavizados por una oligarquía sanguinaria, el triunfo del Frente Popular por mayoría abrumadora y la celebración de todo un pueblo de jornaleros, jornaleras, obreras y obreros maltratados, victimas de una explotación sin límites donde el derecho de pernada y el analfabetismo pululaban entre los muros de las fincas y el estierco de los alpendres.

Los sucesos de San Lorenzo quedarán en la historia para siempre también en el cine. Un sábado rojo de octubre casi mágico, un grupo de gente solidaria y el trabajo de un director revolucionario han servido para eternizar unos días de un pasado demasiado reciente para ser olvidado. El objetivo es claro y nace para que las generaciones futuras no olviden lo que pasó un 29 de marzo de 1937, donde a las 4 de la tarde cayeron acribillados cinco hombres inocentes, arruinando la vida de cinco familias que hoy después de tantos años comienzan a ver la luz clara de la dignidad al final del camino.

Gracias a todos y a todas, fueron momentos inolvidables donde muchos nos sentimos más llenos de patria y amor, noviembre nos espera y se presiente dulce.

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