
El odio siempre lo pusieron ellos desde aquel sábado 18 de julio del 36, cuando iniciaron un brutal genocidio sin precedentes sobre la clase trabajadora española, un odio irracional, añejo, ancestral, que huele a sahumerio, apestoso sudor húmedo de sotana, semen seco de confesionario, pelotazo “gürteliano”, recortes sociales contra las personas más débiles, un odio que siempre olió a sangre y a barro de fosa común y cuneta, el mismo odio que encarcela raperos, a cualquiera que manifieste su opinión en cualquier red social o medio de comunicación.
Su odio no admite la disensión o la crítica, las opiniones contrarias, por lo mismo asesinaron a más de 150.000 inocentes tras su criminal golpe de estado fascista, ese odio que pone obstáculos para que miles de familias recuperen los huesos de sus muertos enterrados en cada espacio para el exterminio.
El odio de reyezuelos e infantas caprichosas con sueldazos vergonzosos, cuñados reales delincuentes disfrutando de lo robado en Ginebra, ese odio atávico, compulsivo, ansioso, sangriento, mugriento, viene de cientos de años de tiranía, de explotación, de saqueos y robos a costa de un sufrido pueblo sin esperanza.
Encarcelar por las ideas es el mayor acto de fascismo que puede cometer un estado, pretende cercenar, amedrentar, anular la disidencia a golpe de vergonzosas sentencias esperpénticas, ridículas, surrealistas, que no se sustentan en ninguno de sus preceptos ante cualquier tribunal internacional de derechos humanos.
Su odio de clase está impregnado de miedo a la ira de un pueblo masacrado que imparta la verdadera justicia revolucionaria, saben bien que ese día llegará como siempre ha pasado en la historia, por eso amordazan las ideas utilizando a sus sicarios para acallar las verdaderas voces de la libertad y la democracia.
Su odio se llama terrorismo de estado.
En su mierda a la que llaman Eggpaña hacen y roban lo que quieren, a quien piense distinto lo encarcelan o multan. Es puro fascismo la MARCA ESPAÑA… Gracias por esta genial reflexión. Oskorrian.
La risa (Silvia Delgado)
Una nariz de payaso imputada por delito de odio.
Una nariz de goma, repito.
Si
Una nariz que pone risa a la sinrazón de la situación en Cataluña.
Porque la carcajada, la sátira, el humor dejan en pelotas el cadáver de la democracia, ponen seriedad a lo que viene sucediendo con nuestras libertades.
Las urnas secuestradas a golpes no hacen gracia.
Los presos políticos no nos provocan carcajadas.
Las sentencias por escribir, cantar, tuitear, no nos hacen sonreír.
El Estado pone toda la maquinaria a trabajar a destajo, saca brillo a los banquillos, rescata del pasado franquista leyes que ya funcionaron, señala a los que se resisten y dispara cárcel.
Hasta los payasos le parecen imputables.
Hasta los raperos.
Hasta los periodistas.
Hasta los republicanos.
Mientras esto sucede los pensionistas están en pie de guerra.
Las mujeres están en pie de guerra.
Los pueblos como Altsasu están en pie de guerra.
Y la monarquía con toda su corte de mamporreros tiembla, por eso están fabricando más cadenas. Porque peligra el suelo que pisan, el dinero que guardan, el poder que ostentan, la corrupción que lideran.
Y esto sí que da alegría.
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Si todo lo diferente les produce odio… y por tanto represión … algo mal les pasa por la cabeza…