2 octubre 2023

Vientres de claridad

Cuando nacieron les dieron el no va más de la discriminación, de la negación, como gotas de lluvia que se van al mar inocentes, perdidas en las barranqueras de la ignorancia y la persecución. Todavía muchos las miran como inferiores simplemente por ser mujeres, flores de la tierra que riegan de esperanza la desolación que nos invade.

Allá en Chiapas abrigadas en su pasamontaña, ocultos sus rostros de luz para no dar pistas al enemigo más sangriento que gobierna con voces y gritos de hombre. Aquí en Canarias muchas pasan la vida fregando pisos sin contrato ni seguridad social, levantadas de madrugada en la cola de la guagua con frío o calor, buscando miradas entre el tumulto, enfermas del alma y solas ante la explotación y la miseria. Las dos ven pasar la vida entre sueños, flores, caramelos y caricias de sus niñ@s que se hacen grandes y parten, mientras ellas siguen el camino o se quedan en el umbral mirando como la noche inunda los rincones del olvido.

Este marzo debe ser de esperanza y lucha, de banderas y fragancias puras que parten del calor maternal y la ternura, de sueños imposibles hechos realidad en la rebelde Lacandona, en cualquier barrio empobrecido de mi tierra.

Espigas abiertas entre pañales, cadenas de eslabones ancestrales.

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