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Colas ayer ante la nave de O Ceao donde el banco de alimentos reparte a los lucences. ALBERTO LÓPEZ
Sonrientes pero con los ojos llorosos, avergonzados, saliendo del banco de alimentos después de varias horas de hacer cola, algunas bolsas con macarrones, arroz, yogures casi siempre caducados, un poco de dulce, azúcar, chocolate casi nunca, ese es el presente y el futuro de millones de familias en todo el estado español, depender de la caridad, de la clasista beneficencia, donde unos pocos sinvergüenzas se lavan la imagen ante su Dios. No es suficiente con la renta mínima, eso es una absurda tapadera muy provisional, hace falta trabajo, educación, cultura, sanidad para todas y todos, las limosnas son la mierda, las sobras nauseabundas de un sistema criminal llamado capitalismo.
Un terrible agotamiento físico y mental de ver como todo es lo mismo de siempre, el triste conformismo de la mayoría con las limosnas económicas o las bolsas de comida, las calles vacías con la excepción de Euskal Herria y su lucha inmortal, como si ya todo estuviera conseguido y una mierda de renta supusiera la panacea para todo un pueblo, la más grande de las revoluciones. Creo que ya me estoy haciendo viejo, me faltan fuerzas hasta para alzar mis pensamientos, muy decepcionado y triste con todo lo que llaman «izquierda», su pasividad ante millones de familias en todo el estado español en situación de empobrecimiento extremo. Los recortes brutales que se avecinan en menos de seis meses, el nuevo demoledor rescate del FMI-BCH en septiembre-octubre, el crecimiento imparable de fascismo más criminal y corrupto. Son tantas malas noticias que a mi al menos solo me queda el teclado para seguir alzando el puño y colorear cada letra de rojo comunista libertario.
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