«MADRID sola y solemne, julio te sorprendió con tu alegría
de panal pobre: clara era tu calle,
claro era tu sueno.
Un hipo negro
de generales, una ola
de sotanas rabiosas
rompió entre tus rodillas
sus cenagales aguas, sus ríos de gargajo…» Pablo Neruda
«(…) Allí supe lo que era la unidad de un pueblo, miles de madrileños y gente todo el mundo aferradas a la defensa de una ciudad acorralada, desangrada por las bombas de los aviones fascistas, niños muertos en las calles, colegios arrasados, los barrios más pobres masacrados por aviones españoles, alemanes, italianos, asesinos unidos para acabar con la democracia, con un gobierno elegido por el pueblo en elecciones libres. Para mi como canaria aquello era inusual, pero como maestra titulada era un escándalo internacional ver como atacaban sin contemplación, ejecutando la primera escena del genocidio que luego llevaron a cabo en cuarenta años de dictadura sangrienta. Tomé las armas si ¿Qué hay de malo en eso cuándo se trata de la defensa de valores universales y libres? Más que justificado ejercer la violencia revolucionaria contra quienes vienen a masacrar un pueblo desarmado. Por eso viví en Madrid aquellos años, esas casualidades que no existen llevaron a una canaria del Norte de Tenerife a una ciudad que se ha quedado dentro de mi para siempre, el amor de Hayden Davis, desde que nos conocimos en el encuentro con la Brigada Lincoln, integrada en la XV Brigada Internacional, todos del Partido Comunista de los Estados Unidos, también maestro de escuela en Alabama, como desapareció para siempre de mi vida en la batalla de la Ciudad Universitaria, tenía que ser allí junto a los edificios de la cultura frente a la barbarie y la ignorancia. Cuando llegué a Valencia ya no me quedaban esperanzas, me amputaron la pierna, el escaso tiempo de recuperación hasta llegar a Francia. Por eso decidí no volver más a las islas, mientras no se restableciera la República o fuéramos independientes de España, esa monarquía es lo mismo que la dictadura, estoy segura que partiré antes de ver todo eso, en definitiva somos viento de libertad…»
Testimonio de Analía Ponte Calderín, nacida en el Puerto de la Madera, Tacoronte, Isla de Tenerife, miliciana comunista en la defensa de Madrid 1936-1937.
Entrevista realizada por Francisco González Tejera en Rouergue, departamento francés de Aveyron, el 17 de julio de 2001.
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