[…] Le dan 220 voltios a la boca que anunciaba el reino de la Revolución/picana en la cabeza que soñaba acostada en las almohaditas de la Revolución/220 voltios en los labios de las vaginas/despedazando sus cielos/ya no van a salir hijos por ahí/ni liras/ni baguales/va a salir puro odio por ahí/no vuelo/no hermanitos/están torturando el jugo de las vaginas de mi país/el jugo de mi país parece un animal/ […]
Juan Gelman
Cuando el sol comenzó a salir bajo las cuevas de Faneque alumbró el interior del improvisado refugio, era una luz roja que parecía convertir la toba basáltica en lava de nuevo, en ese instante Lucía abrió los ojos y lo primero que vio fue el mar que parecía lanzarse sobre ellas en una ola gigante, se quedó paralizada varios minutos observando tranquila el misterio desde más de mil metros de altura.
Aquel infinito horizonte, con la isla de Tenerife de fondo anunciaba algún presagio, tal vez una premonición en una isla tomada por el crimen vestido de azul, por hombres dispuestos a regar de sangre lo que antes era algo cercano a la armonía.
Por eso desde la noche del sábado 18 de julio del 36 estaba evadida junto a su hermana Lola, ambas sabían que los falangistas llegarían a la puerta de su casa, vio en sus ojos el odio ancestral cuando vinieron a provocar en el Ateneo de Gáldar, mientras tenía lugar la obra de teatro Doña Rosita la Soltera de Federico García Lorca.
Entraron al salón riendo y llamando putas a las actrices, nadie les llamó la atención porque iban armados pistola al cinto, luego rodearon la sala, eran unos veinte todos vecinos de la comarca norte de la isla, todos conocidos, algunos habían estado en la escuela con las muchachas.
Fue terrible escuchar sus amenazas apenas dos meses antes del golpe de estado, Lucía recordó como la señalaba el requeté Manuel León, llamándola asquerosa desfondada por todos los putos rojos.
Ella lo miró sin miedo a los ojos con media sonrisa, eso enfureció todavía más al fascista que estuvo a punto de sacar el arma y disparar sobre el escenario:
-Te voy a follar por el culo y a matar hija de puta, ya se lo dije a tu hermano anoche, desde que empiece la Santa Cruzada serás de las primeras-
Ya el sol había salido del todo sobre el padre Teide, Loli despertó y le acarició la espalda:
-¿Qué miras?- Le dijo.
Lucía la miró sonriendo, las dos se tomaron de la mano, el viento crujía sobre el viejo Sabor (1) encima de las grutas, lo mejor era esperar la noche para ir al naciente de agua, evitar que nadie las viera, todos podían ser confidentes, hasta quien menos pensabas, las dos comieron sardinas saladas y bebieron leche de cabra, abajo el mundo parecía seguir girando pequeñito.
(1) Reunión que los aborígenes canarios, principalmente de la isla de Tenerife, también llamados guanches, realizaban para decidir cuestiones fundamentales para su pueblo. La palabra Tagoror, que muchas veces es confundida con Tagoro (lugar físico donde se llevaba a cabo la reunión), significa también en lengua bereber “asamblea”. Eran los ancianos del pueblo o los dirigentes, los que se reunían puntualmente para hablar de justicia o religión. En Gran Canaria recibe el nombre de Sabor y existen fuentes documentales que hablan de la existencia de estas asambleas en otras islas como El Hierro.
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