«(…) Crecí entre pianos azules/Y guitarras amarillas,/El tono de mis canciones/Se puso rojo de envidia./Los crecimientos del alma/Son tantos, tantos y tantos/Por ellos canto./Canté como si supiera/Con el aire de mi pueblo/Y al borde de la alegría/La muerte nos quitó el sueño…»
Daniel Viglietti
Cientos de miles de niñ@s fueron víctimas de los campos de exterminio, gasead@s entraban a las duchas de la muerte con engaños de sus cuidadoras que les prometían un agua limpia y cálida tras un viaje en tren de varios días bajo la nieve.
Siempre los tengo en mi mente cuando escribo y recuerdo el asesinato de mi tío Braulio de cuatro meses el 24 de diciembre del 36 en Tamaraceite. Demasiadas muertes olvidadas, robadas, secuestradas por sicarios de Falange y la Iglesia Católica en todo el estado español.
En cualquier rincón de Europa hay reconocimientos a la infancia masacrada por el horror del fascismo menos en España, donde sus gobernantes siguen encubriendo vergonzosamente tantos crímenes y trata de seres humanos.
Para ell@s también construyo palabras y en su honor eterno trazo cada línea, dolor triplicado solo de ver en la historia el daño generado y sufrido.
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