6 febrero 2025

Justicia poética

«Nos mataron a mi padre y a mi hermano y todavía seguimos siendo los malos por exigir justicia y reparación».

Diego González García

Carrero firmó o participó de forma activa en decenas de sentencias de muerte por fusilamiento, encabezando junto a Franco una dictadura genocida, de la que todavía quedan más de 120.000 luchadoras/es por la libertad en fosas comunes y cunetas, cifras solo superadas por Camboya en número de asesinatos y desapariciones llevadas a cabo por el estado.

El atentado en el que murieron el almirante franquista Luis Carrero Blanco, su conductor y su escolta el 20 de diciembre de 1973 fue el primero que recordó el Ayuntamiento de Madrid con una serie de placas de homenaje que se colocaron en todos los lugares donde se provocaron víctimas mortales de atentados en la capital de España.

Muchas familias en el estado español entre las que me cuento seguimos sin poder exhumar ni homenajear o simplemente enterrar dignamente a las cientos de miles de personas torturadas y asesinadas por fascistas como este personaje siniestro que por mucho que lo intenten blanquear jamás podrán borrar su rastro de sangre inocente y asesinatos horrendos.

Por eso nos alegramos cuando voló por los aires y lo seguimos celebrando igual que nos alegramos cuando algunos nazis fueron asesinados tras la Segunda Guerra Mundial en distintas partes del planeta.

Esa es la verdad que no pueden ocultar por mucho que manipulen la historia, el sufrimiento de tantas familias que desoladas seguimos viviendo el horror de no poder recuperar los restos de nuestros seres queridos.

Los monstruos no merecen otra pena que pagar por sus crímenes.

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