«Desde poco después del golpe del 18 de julio del 36 los encargados del Conde empezaron a detener, torturar y asesinar, no perdonaban la participación en las huelgas campesinas, tenían órdenes de arriba de acabar con todo movimiento popular, meternos el miedo en el cuerpo con todo tipo de aberraciones y crímenes».
Juan Facundo Ortega
«(…) Se notaba que Lucio Araña, el falangista de El Tablero, había sido cazador toda su vida, manejaba el hurón con una facilidad que daba miedo, lo cogía por el cuello, por el rabo, lo acariciaba como si fuera a echarselo a un conejo en cualquier morada, pero ponía a los detenidos de la izquierda amarrados en el suelo, manos a la espalda, con la cabeza metida en la tubería, entonces por la otra parte echaba al mustelido tras haberle echo varios cortes en la cara al condenado, entonces el bicho se lanzaba sobre su cara y se la destrozada a mordidas y aruñones, se quedaba pegado a la nariz, a los ojos, que en muchos casos se los sacaba, a los cachetes, a la frente, a las sejas, a la barbilla, al cuello. El torturado podía intuir el aliento de la fiera en la oscuridad, pero no sabía donde le mordería a continuación, sintiendo en vida como devoraba su cara, como saboreaba su sangre, como se marchaba un rato con un trozo de el mismo, para volver a por más y excitarse con sus gritos, con su respiración acelerada, con la sangre que inundaba la Cuartería del Conde en Casa Pastores…»
Testimonio de Juanito Martel Santiago, escribiente de los caciques agrícolas ingleses del Sureste de Gran Canaria en los años del genocidio.
Extracto de la entrevista realizada por Francisco González Tejera, en el centro de mayores de Tunte, el 7 de agosto de 2004.
Quiero pensar que este relato sea fruto de la imaginación del autor,de otro modo no creo que tenga valor de mirar a la cara,alguno de los miles de descendientes que aún quedan,hijos de aquellos malvados autores del genocidio.
Es la triste realidad, ojalá se solo fruto de la ficción…
Sobrecogedor relato…, tal inhumanidad solo puede ser infringida por personas de aquella dudosa catadura moral, creía que había oído y leído todo lo acontecido en aquellos años, pero esto…, este cruel sadismo? Para qué??