«Fueron tantos compañeros que ya perdí la cuenta el día que salí del campo de concentración de Gando, llegó un momento en que los contábamos por miles los asesinados y desaparecidos, todo eso lo siguen tapando las autoridades de estas islas malditas…»
Onofre Cabrera Viera
Unos pocos sin miedo damos la cara y nos avergonzamos de las políticas de memoria democrática en las Islas Canarias, sobre todo cuando tenemos familiares asesinados en inmundas fosas comunes. Contemplamos con tristeza el vergonzoso postureo, esa actitud artificiosa e impostada que se adopta por conveniencia o presunción. La que oculta de forma planificada lo que fue un genocidio brutal sobre un pueblo indefenso y desarmado. No puedo entender que las Leyes vigentes diseñadas para que se haga justicia no se apliquen, sino que se queden en un burdo montaje para ocultar intereses rastreros, negacionistas, encubridores y de rédito electoral. Que no traten por igual a todas las familias, solo a unas pocas que gozan del privilegio de tener un carnet de cualquier partido político del actual régimen del 78. Siento mucha vergüenza ajena de ver como en otros puntos del estado, incluso gobernados por la derecha, se continúa exhumando, mientras en las islas todo son excusas y mentiras premeditadas de los que ocupan poltronas en las instituciones públicas.
Estoy seguro que al final venceremos toda esa epidemia de complicidad manifiesta con los genocidas, que recuperaremos a nuestra gente asesinada para que brille el sol rojo de la esperanza de un pueblo masacrado. Están surgiendo nuevas asociaciones que no están vendidas, dispuestas a luchar contra todos los obstáculos. Lo conseguiremos, estoy seguro aunque algunos, algunas, igual no lo veamos. Pero la memoria algún día será patrimonio de quienes hemos perdido torturados y acribillados a nuestros ancestros.
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