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Imagen: Reconstrucción de la detención de republicanos en el Valle de Agaete por las fuerzas fascistas tras el golpe de estado del 36 (Fuente: Blog Agaete mi pasión).
«(…) Eso era casi diario cada noche, cuando los falangistas se emborrachaban en la tienda de Mariquita Dámaso en Sardina de Gáldar, jartos de pescado fresco y ron de El Charco les daba por venir a la Vecindad de Enfrente pa tocarle en la puerta a las viudas de los asesinados, llegaban en el fotingo de don Domingo Santiago, subiendo por el valle armando un escándalo que daba miedo, aquellos fulanos con uniforme azul y pistolas al cinto despertaban a todos los vecinos, pegaban tiros al aire, cantaban, como si celebraran algo, como si se alegraran de haber asesinado a todos los hombres del Valle de Agaete, que aparte de los treinta muertos hubieran matado a cuarenta más, incluso a varias mujeres, si no llega a mediar por casualidad el Obispo Pildaín en una visita pastoral a la zona. Yo recuerdo siendo niño ver como se metían en las casas y se oían los gritos de las mujeres de los comunistas mientras eran violadas, los llantos de los chiquillos a los que encerraban en alguna habitación o los echaban a la calle aunque hiciera mucho frío y lloviera. Estos pobres niños quedaron marcados pa siempre de ver todos aquellos abusos, no se conformaron con matar a los padres, sino que cuando estaban templados les daba por ir parriba a joderle la vida a aquella pobre gente. Siempre aprovechaban pa llevarse algún baifo o algún lechón en el coche pa comerselo al día siguiente. Ir al Valle pa ellos era como quien va a la fiesta de La Rama, eran una diversión aquellas mujeres solas, amedrentadas, humilladas tras la muerte de sus maridos…»
Fragmento del testimonio de Antoñito (Ñito) Medina Sosa, vecino del Valle de Agaete hasta el año 1947, fecha en que su familia se mudó al barrio de La Isleta en Las Palmas GC. Entrevista realizada en un restaurante de La Puntilla (Playa de Las Canteras) en febrero de 1998.
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