Acostumbrados como no a la genuflexión, a la sumisión, al miedo de sus pacientes, ciertos médicos que se pasan de la pública a la privada para mangar mucho más, actúan con esa superioridad característica de la decadente burguesía, la misma de los asesinos fascistas que sembraron estas islas y el resto de España de cunetas y fosas comunes, aquí doy un alta si me sale de los cojones, aquí puteo a familiares enfermas que no pueden cuidar, ni tener en casa a una persona con patologías mentales muy graves, aquí utilizo mi prepotencia para humillar, vejar, pisotear los derechos de quienes han construido en años de lucha una sanidad pública herida de muerte, entregada a la mafia criminal por políticos delincuentes y corruptos, expertos en poner la mano para cobrar en sobres y maletines el dinero negro de sus vicios.
Esto es lo que hay señores, diría cualquier tertuliano de bar, lo que hay es hediondez, escoria médica, falta de profesionalidad, basura de bata blanca, capos a lo siciliano que van de habitación en habitación de cada hospital privado, concertado, buscando víctimas para amedrentarlas, desalarlas de miedo como decimos en Canarias, auténticos sátrapas que se pasan por los huevos los juramentos hipocráticos, que se las suda el dolor, el sufrimiento de las familias humildes, víctimas de un régimen español que ejerce el terrorismo de estado con sus recortes y privatizaciones.
La mafia del mamoneo entre lo público y lo concertado!!!!
Esos no son médicos son sólo sicarios de la mafia de la sanidad privada, corruptos mafiosos criminales.
Son asuntos de la mafia médica y la criminal sanidad privada. Se merecen un Carrero.
El fin de toda industria capitalista es el lucro a cualquier precio, y la industria medico-farmacéutica no es una excepción. El término "privatizar" es el eufemismo que utilizan para no emplear el más apropiado: robar (robar más aún de lo que ya se roba).
Una frase de la periodista Abby Martin sintetiza de manera contundente de qué carajo va todo esto: "A medida que el imperio se expande, su voracidad supera el tamaño del planeta".
El sistema capitalista explota nuestras vidas, nuestro dolor y nuestra muerte. Somos el combustible de su insaciable motor.