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Foto de Pedro Álvarez
El polvo y el tiempo acumulados…
Silvio Rodríguez
El aire es ahora más libre en Tamadaba, solo se escucha el balar de las últimas cabras supervivientes de la matanza en los riscos de Faneque, el padre Teide asoma gigante en la puesta de sol cada tarde entre los restos del gran incendio. La Madre Tierra parece respirar al desaparecer los humanos por un tiempo en este espacio para la magia, la estampa de sus atardeceres la llevo en el rincón más preciado de mi memoria, como quien guarda un tesoro escondido, esperando tener la oportunidad de volver a sentir su energía en mis pies descalzos, dormirme con el sonido del silencio entre la niebla y el cielo estrellado.
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