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Republicanos capturados por las tropas franquistas. FONDOS DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA
Colocaban a los que iban a ejecutar en un recinto donde el resto de presos los podían ver, todos sabían que en unos días estarían acribillados a balazos, allí quedaban aquellos hombres destrozados pidiendo a los compañeros que no dejaran solos a sus hijos y a sus esposas después del fusilamiento
En la avenida de los Reyes Católicos, en Santa Cruz de Tenerife, tirando hacia el sur de la isla, Fyfeff Limited cedió gentilmente a los militares golpistas sus almacenes de plátanos para encerrar a los miles de detenidos, paralelamente el cónsul de Suecia en Tenerife y representante de la casa comercial Elder, el mismo nombre del actual Museo de la Ciencia de Las Palmas de Gran Canaria, cedió 23 rollos de alambre de espino para adecuar el recinto a su nuevo cometido, también servían para amarrar por las muñecas a los presos que iban a desaparecer en cualquier agujero volcánico o en el fondo del mar con una piedra amarrada al cuello.
En septiembre de 1936 metieron los fascistas a miles de hombres en ese espacio para la muerte y la tortura, los trajeron de los distintos centros de retención improvisados por toda la isla, la mayoría llegaron destrozados, algunos cojeaban, otros con la cara hinchada por los puñetazos, la mayoría ensangrentados por el maltrato infligido por los falangistas y miembros de Acción Ciudadana.
En pocos días aglutinaron a más de 1.500 detenidos, viviendo los presos en condiciones infrahumanas, con todo tipo de parásitos y epidemias que se llevaron por delante a cientos, algunas convertidas en endémicas como el tifus o la tuberculosis.
Las sacas nocturnas eran habituales, llegaban los grupos de fascistas y sacaban a golpes a quienes iban a asesinar, este procedimiento siniestro llevó a muchos a la locura, a la demencia, por la tensión de pensar que serían los próximos en salir con los espinos de Elder clavados en sus brazos.
Se ha estimado por distintas investigaciones que solo en febrero de 1937 ya habían desaparecido a más de 1.500 detenidos, generalmente presos preventivos, sin que estuvieran acusados de ningún delito concreto. Se los llevaban de madrugada y los arrojaban al mar, a cualquier acantilado perdido o a las simas volcánicas del Teide.
Este dato me hace pensar con tristeza en los historiadores de estómago agradecido, cercanos al actual régimen monárquico español, que reflejan en sus libros que en Canarias tan solo fueron asesinados entre 400-600 republicanos.
Si solo en ese lugar de exterminio asesinaron en más de 1.500 en pocos meses, que no harían en el resto de la islas, en los campos de concentración de La Isleta y Gando en Gran Canaria, en las prisiones flotantes de buques como el Santa Rosa de Lima, el Santa Elena, el Gomera y el Adeje y posteriormente el Porto Pi fondeados en el muelle de Santa Cruz de Tenerife como medio para mantener a mas de 500 detenidos alejados de la población.
¿Qué no harían en islas como La Gomera, El Hierro y sus famosos paseillos nocturnos en barquillas atuneras? En Lanzarote y Fuerteventura, confirmando los más de 3.000 asesinados por el fascismo en Canarias desde el golpe de 1936
Siente uno vergüenza de quienes tergiversan la historia para dulcificar lo que sin duda fue un genocidio, como actualmente quedan nombres que vulneran la Ley de Memoria Histórica, dándole a un Museo de la Ciencia el apellido de unos colaboradores del genocidio.
La historia es nuestra y la hacen los pueblos dijo Salvador Allende, algún día se hará justicia, más temprano que tarde.
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