«El mal no es un defecto del universo, sino una falta de empatía en el corazón humano.»
Primo Levi
El ascensor olía a tabaco de puro habano, a una mezcla de los perfumes que usa la gente rica, pulsaron el botón y subieron a la planta sexta, donde les esperaba la mayor humillación de sus vidas. Alli estaba el alcalde del PP y la concejala, sobrina de un conocido jefe falangista. Ambos los miraban inquisidores, como si pedir una exhumación de un ser querido de una fosa común fuera un delito en septiembre de 2013. Los acompañaba una sobrina y Vicente, un dirigente obrero, que poco pudieron hacer cuando comenzaron las amenazas e improperios
Diego y Lola solo escucharon que su hijo, trabajador municipal, estaba siendo vigilado y que posiblemente sería despedido por sus actividades subversivas en la memoria durante su jornada laboral, que aquella fosa común jamás se abriría y que tuvieran cuidado con lo que decían en la prensa que esperaba fuera el resultado de la reunión.
Ambos salieron temblando, con sabor a sangre en sus bocas, los dos revivieron por unos minutos los crímenes sufridos en el seno de sus familias desde muy niños.
Eso fue su encuentro con la “democracia” pactada en el 78, la cal viva cayendo también simbólicamente sobre su pelo cano de sus más de ochenta años como en cada lugar de exterminio.
Lola acabó en Urgencias, Diego, desolado ante el primer encontronazo con los políticos canarios, hubieron muchos más hasta sus muertes en 2018, 2020, todavía entero en su salud, la llevó en un taxi a un centro sanitario. Allí le hicieron un electro ante el temor de un infarto por el fuerte dolor en el pecho.
Al día siguiente comenzaron las brutales represalias sobre su único hijo, que lo destrozaron a base de recortes de sueldo, traslados fulminantes, funciones surrealistas para su titulación y un acoso que duró hasta bien avanzado 2020, ya no solo con el partido del regidor sino con todos los que vinieron hasta la actualidad.
La fosa sigue cerrada a cal y canto en 2024, Diego y Lola están muertos sin justicia y reparación. Todo atado y bien atado en la “democracia plena”.
La lucha sigue.
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