«Temen que a nuestros propios hijos les enseñemos a volar».
Silvio Rodríguez – Expedición
Entre la realidad y la conspiranoia no queda casi nada, incluso que nos hayan metido el Covid19 en nuestras vidas por intereses de unos pocos criminales, esos que se definen como paladines de la libertad y ocultan su siniestra maldad detrás de sus fortunas, los Bilderberg, los dueños del planeta, reyes medievales, millonarios, presidentes terroristas como Donald Trump, estados terroristas como Israel, los que pretenden acabar con todo, destruir el futuro, exterminar a lo mejor de la humanidad, simplemente por intereses económicos, por lo más oscuro que jamás ha existido en esta tierra, lo que se manifiesta en el exterminio, en el asesinato por hambre y sed de 24.000 niños diarios, por las guerras imperiales para apropiarse de los recursos de pueblos soberanos.
Esos que se erigen en representantes de lo más siniestro de la humanidad, los que destruyen el medio natural, extinguen especies, asesinan pueblos indígenas, arrasan por selvas enteras, capaces de todo, también de inundarnos de sus virus de laboratorio para imponer su particular «Nuevo Orden», el de la muerte, el exterminio, el holocausto, los que convierten a Adolf Hitler en un inocente niño de parvulario.
Todo puede pasar, a mi lleva días picándome los ojos, miro al cielo, lo veo todo tan triste, hasta mis perras parecen presentir lo más oscuro, todo es posible, la única resistencia sigue siendo la lucha y la esperanza.
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