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Lola Tejera
“Ninguna lengua es capaz de expresar la fuerza, la belleza y la heroicidad de una madre”
Edwin Chapin, editor y poeta
A Lolita Tejera, un día se le quedó la boca sin saliva, la sequedad era imposible de sanar y eso que probamos infinitas terapias, medicaciones convencionales y alternativas que jamás resultaron, enjuagues, pomadas en las encías, no hubo remedio efectivo tras el disgusto de perder por dos años y medio lo que mas quería en el mundo.
Ni siquiera la brutal represión del franquismo y sus crímenes en nuestra familia causaron la grave dolencia, la boca seca desde el instante del trauma terrible, hizo de la sala de estar un museo de fotos, aunque no quedara esperanza, allí estuvo rodeada de recuerdos de los días felices, ningún gel bucal sirvió para sanar ese mal que se llevó a la tumba en el viejo cementerio de San Lorenzo.
Tal vez las palabras que se tragó como sus lágrimas, nunca la vi llorar, secaron para siempre el húmedo manantial de besos y sabores, quizá por eso le costó tanto partir preocupada siempre por mi soledad, aferrada a una vida con el cuerpo desnutrido desgastada por los cuidados a mi padre y su demencia, el abandono del cruel sistema sanitario canario, también con las víctimas del horror del fascismo, como si no merecieran descanso y tranquilidad tras tanta persecución y sufrimiento.
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