“Toda forma de desprecio, si interviene en política, prepara o instaura al fascismo.”
Albert Camus
Releyendo el Consejo de Guerra que condenó a muerte en marzo del 37 a mi abuelo, Francisco González Santana, observo palabras y frases exactamente iguales a las que hoy se gritan por las calles de Madrid: “delito de rebelión”, “separatismo”, “unidad de España”, “rojos”, “fusilamiento”, “patria”…
Resulta paradójico y absurdo que se levanten banderas por una España oscura y siniestra, de la que hoy en día pagamos las consecuencias con una monarquía medieval impuesta por el fascismo, con un Régimen que sigue gobernado por sus herederos directos presentes en el poder económico, en la judicatura, en cada institución pública, por mucho que nos quieran mostrar lo contrario, disfrazando de estado de derecho las cruces gamadas grabadas a fuego en sus conciencias.
Hoy en Madrid no cierran su marcha con el “Cara al sol” y brazo en alto porque Europa los mira con lupa, prefieren blanquear su fascismo atávico con vivas a una patria fallida, inundada de corrupción política, sobre todo en esos partidos de la derecha rancia que hoy proclaman más cárcel y más represión sobre un pueblo hermano, donde como en Euskal Herria no ganarán jamás por la vía legal unas elecciones democráticas.
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