Contra un muro de odio construido durante siglos de explotación y miseria, con el barro del hambre del que se alimentan los desheredados, allí lanzó el Che su ataque más feroz, el del amor contra la maldad ilimitada, la fragancia libertaria galopando en el viento del sur.
La entrañable transparencia en el 92 natalicio de Ernesto Guevara de La Serna. La humanidad sigue necesitando cambios estructurales, las personas empobrecidas, la clase trabajadora, de la que casi nadie se acuerda cuando se elaboran los programas electorales y si se acuerdan es para llenar los folletos de mentiras y falsas promesas, las personas olvidadas, las que sufren el embate cotidiano de un sistema feroz, criminal, depredador, destructor de vidas por hambre, sed, explotación, esclavitud, reformas, recortes, políticas neoliberales contra las que Guevara, «el guerrillero heroico», luchó con las armas en la mano. Nunca dijo «tienen que darse las condiciones», las condiciones siempre se daban, siempre se dan, si son para destruir el capitalismo. En eso estamos, en eso luchamos.
¡Hasta la victoria siempre!
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