«Por supuesto, no queremos vivir en un mundo sin los grandes simios, nuestros parientes vivos más cercanos en el reino animal. Un mundo donde no nos podamos maravillar nunca más del fantástico vuelo de las águilas calvas o escuchar el aullido de los lobos bajo la luz de la luna. Un mundo no realzado por la visión de un oso grizzly y sus crías buscando bayas en un yermo paraje. ¿Qué pensarían nuestros nietos y nietas si solo pudiesen encontrar estas mágicas imágenes en los libros?»
Jane Goodall
El tipo alto se me encaró cuando le recriminé que tirara colillas encendidas a la pobre chimpancé, en ese instante salió una mirada de debajo de la manta sucia, eran unos ojos llorosos, vidriosos, tristes que me miraron tal vez pidiendo ayuda, eran ojos humanos habituados a la soledad tras los barrotes de una jaula durante años. Entonces otro grupo de jóvenes llegó con las copas en la mano: -Mona de mierda como apestas- Le tiraban más cigarros encendidos, Lulú agotada tomó uno y empezó a fumar compulsivamente, parecía exhibir un comportamiento ancestral, echaba el humo por la nariz y por la boca, andaba a dos piernas de un lado a otro del diminuto habitáculo, los jóvenes reían a carcajadas, tantos se congregaron en el viejo parque de San Juan que tuve que apartarme por falta de sitio, ella daba chillidos y gritos entre colillas y aplausos, colgada de los barrotes como buscando una salida imposible.
Más historias
También la vida
80 años de la liberación de Auschwitz, el mayor campo de exterminio nazi
Godismos