«¿Cuál es el rincón más lejano? Porque es donde quiero estar, solo con lo único que amo».
Federico García Lorca
El azaroso destino quiso que fueras testigo directa de tantas cosas horribles, tantos sinsabores que sigo sin entender como mantuviste la entereza y la sensibilidad hasta el final de tus días, la fortaleza de una madre, madre de tus hermanos menores cuando se llevaron a tu padre, madre de tanto dolor añejo, ese que nos metieron a la fuerza entre crímenes indefinibles, desapariciones, torturas inimaginables.
Madre del amor Lola, como tantas madres luchadoras en toda la Madre Tierra. Tal vez por eso hace ahora un año te quedaste sin palabras cuando el cerebro se te rompió en pedazos, seguías mirándome y hablándome aferrada a mi mano, aunque no pudieras pronunciar cada palabra, antes de dormirte para siempre.
Gracias por ayudarme a vivir sin miedo entre tanta mala gente, esa que desde el poder y la traición sigue tapando el genocidio, la que nos sigue intentando inocular el virus del horror para que no luchemos, para que no sigamos con la frente alta a pesar de las derrotas, cómplices del amor y la memoria alzada en esta lucha invencible.
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