6 febrero 2025

Marcado de por vida

Imagen: Diego, durante el rodaje del documental de Carlos Reyes Lima, "La memoria interior, los fusilados de San Lorenzo"

«Aquí están los tres hermanos: Diego, Paco y Lorenzo. Mi tío Diego fue un hombre con mucha fuerza emocional. Al ser el mayor de los tres hermanos, mantenía vivo todos aquellos horrores que puede haber vivido un niño. Que puedo decir yo de alguien a quien he querido mucho y que acompañe hasta sus últimos días de vida… Solo puedo decir tío Diego «HASTA LA VICTORIA» no te dejaremos en el olvido, siempre vivo en nuestro corazón… En esta foto tendría que estar Braulio…»

Pino González, sobrina de Diego González.

Marcado a fuego en su vida por ser testigo directo del asesinato de su hermano Braulio, ejercer de niño valiente y solitario en todo el proceso del fusilamiento de su padre, no caminar hasta los siete años por la enfermedad de la miseria, esa que se incrusta en la piel y nunca abandona nuestras vidas.

Diego González García, mi padre, vivió todo eso y más en aquellos años terribles, desde que aquel sábado 18 de julio del 36, donde seres sin corazón ni dulzura iniciaron un genocidio sobre más de 5.000 canarios, sobre más de medio millón de seres humanos de cada rincón del estado español.

Mi padre quedó dañado de por vida, donde más duele, jamás superó lo que sus ojos grises de niño huérfano vieron. Fue demasiado fuerte ver matar a los tuyos, morir sin que los políticos actuales de la izquierda y la derecha le entregaran la mayor de las ofrendas: La justicia y la reparación, los huesos amados. Diego murió triste y decepcionado con quienes actualmente ejercen la política en esta supuesta democracia.

No sólo sufrió el crimen, la muerte y la persecución siendo un chiquillo descalzo de apenas 11 años, también la humillación, la burla, la ridiculización de lo que fue el sentido de su vida.

About The Author