6 febrero 2025

Mercado de seres humanos

Maternidad de Peña Grande en Madrid donde los niños se vendían por curas y monjas como ganado

«Aquello mi niño era un escándalo, se manejaba mucho dinero que no iba para Falange se lo quedaban los jefes y los curas implicados, yo recuerdo en el tiempo que estuve allí interno que vendieron a más de doscientos niños».

Antonio Chirino Hernández

«(…) Había domingos que nos sacaban a todos y nos formaban en el patio de la Casa del Niño, ese día las monjas repartían caramelos de nata y algún cucurucho de merengue, querían que estuviéramos contentos, que nos riéramos porque era día de venta y exposición. Al rato llegaban los curas de Vegueta acompañando a las familias que venían en cochazos con chófer atravesando el Paseo de San José, aparcando en la explanada junto a la torre de la capilla. Eran gente rica, señoras de bien vestidas de negro o blanco, con Rosarios al cuello, hombres del régimen, muchos con uniforme de Falange, otros de militares y los que iban de paisano vestían trajes de lujo que solo podía tener quien tuviera mucho dinero. Don Francisco Ortigosa, padre Franciscano, era el que decía los precios de cada uno de nosotros, nos cogía suave por el pelo y decía -Este es rubio, no vale menos de veinte mil, pero podemos negociar su excelencia- Allí vimos como se llevaban a los compañeros vendidos, como separaban hermanos porque a la señora no le gustaba el otro por ser feo o tener alguna deformidad, ser cojo, ciego o tener un brazo más chico que otro. Lo que parecía una fiesta se iba convirtiendo en un drama por las separaciones, a los curas les daba igual siempre que sacaran dinero. El jefe de la trama era siempre Francisco Rubio Guerra, el mando falangista de la Villa de Firgas que se encargaba de la acción social, siempre estaba presente los días de «mercado», manejaba flejes de billetes allí delante de todo el mundo, los mas caros eran los bebés, esos estaban aparte en sus cunas en la planta alta, allí solo entraban las familias y el padre Ortigosa, luego salían las señoronas con su bebé cogido como si lo hubieran parido allí mismo, montándose en el coche y mirando para atrás por si se lo quitaban a última hora. Ellos sabían que aquello era ilegal, por eso había tanta clandestinidad, tantas medias voces, el régimen lo apoyaba, pero temían que en un futuro todo cambiara y alguien los juzgara por tráfico de seres humanos, eso jamás sucedió porque lo que ahora llaman democracia es una continuación del fascismo, el mismo rey fue puesto por Franco junto a toda su familia de ladrones, como el abuelo Alfonso XIII. No puedo olvidar aquellos domingos de compra-venta, a mi nunca me llevaron, el que fuera con muletas y me faltara una pierna era un verdadero problema, yo prefería no ser vendido, aunque tuviera que quedarme en aquel infierno de abusos sexuales y maltrato, a los que se llevaban les robaban para siempre la identidad, también la sonrisa y todo recuerdo con sus seres queridos asesinados…»

Testimonio de Juan José Román Calzada, hijo de asesinado por el franquismo en Las Palmas GC, internado en la Casa del Niño entre los años 1938-1946.

Entrevista realizada por Francisco González Tejera, el 23 de diciembre de 2012, en El Sauzal, municipio de Tenerife.

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