6 febrero 2025

La maestra Gertrudis Ríos, asesinada por el franquismo en Algodonales (Cádiz)

«Dónde tiraron a Gertrudis, la maestra, en qué agujero de la tierra habían escondido su cuerpo torturado, después de pasearla por el pueblo exhibiendo los estragos del ricino ante los alucinados ojos de los niños y niñas que fueron sus alumnos». 

Susana Falcón

«(…) Cuando eran mujeres las que traían a la comisaría de Falange en la calle Luis Antúnez era especialmente duro, tenían dos habitaciones en la planta alta destinadas a las detenidas, en la del fondo del pasillo donde se veía la playa de Las Alcaravaneras desde su enorme ventanal, tenían dos colchones de paja en el suelo, en la otra unos ganchos de hierro en el techo donde las colgaban por las manos o las piernas, allí se vieron todo tipo de aberraciones, porque al ser mujeres no solo las torturaban, sino que si eran jóvenes y bellas los falangistas las violaban, en muchos casos hasta la muerte. La tarde del 14 de abril de 1937 aquello era un escándalo, al ser día de la República decidieron torturar y matar más que nunca como castigo y venganza, llegaban hombres por la puerta principal y salían muertos a las pocas horas por la puerta de servidumbre, la que usaban los curas de La Salle pa sacar la basura. Allí el preso canario, Juan Rodríguez Santana y yo nos encargábamos de limpiar la sangre con enormes escobas de palma, de recoger las tripas y meterlas en baldes de hierro pa tirarlas al mar. Ese día trajeron a cuatro mujeres del Norte de la isla, dos eran maestras, una enfermera y la cuarta era una niña de catorce años hija de unos los asesinados del Valle de Agaete. Nosotros solo oíamos los gritos de las pobres, los falanges montaron una fiesta toda la noche con ron del Charco, cerveza de La Salud y coñac español, por allí pasaron muchos fascistas que no venían normalmente, muchas caras conocidas de la sociedad canaria, era un día de violación y abuso contra aquellas desgraciadas muchachas, casi amaneciendo nos llamaron pa recoger sus cadáveres, la única que todavía estaba agonizando era Juana González, la maestra vecina de Fuerteventura. El resto estaban muertas, destrozadas, llenas de sangre en sus partes, las caras desfiguradas por los puñetazos de aquellas bestias repletas de odio. Tuvimos que bajar a la niña del techo porque la tenían colgada por los pies, aquello daba miedo, varios falangistas dormían borrachos en los camastros llenos de sangre donde las violaron, las metimos en sacos de plátanos y las sacaron por atrás pa meterlas en uno de los camiones de Bonny, de allí les oímos decir por la mañana que las habían tirado por La Marfea…»

Testimonio de Ignacio Reina Corrales, nacido en Cáceres, escribiente de los caciques agrícolas conocidos como «Los Betancores», preso político en los campos de concentración de La Isleta y Gando (Gran Canaria) entre los años 1936-1939.

Entrevista realizada por Francisco González Tejera, el 21 de julio de 1998, en Zafra, Badajoz.

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