«Además del bombardeo constante de asentamientos pacíficos, el régimen ucraniano creó tales condiciones para los habitantes de esta región, que solo pueden ser considerados como genocidio. Les deliberadamente cortaron el agua, la electricidad, la comunicación móvil, bloquearon la posibilidad de obtener alimentos y medicamentos».
Informe derechos humanos en Donbass (Info Blanco sobre negro)
Cuando se activa el “patriotismo cañí”, el periodismo de guerra, pase lo que pase, caiga quien caiga, siempre estará muy bien definido quienes son los buenos y quienes los malos. La matraca constante a toda hora en las televisiones no hay quien te la quite. Los mismos que hasta hace unas escasas semanas eran súper mega expertos en virus y pandemias, ahora lo son en armamento y estrategias militares cual Generales de División.
En lo psicópata y maligno que es el que la cuadrilla gringo-otanica y sus bufones hispánicos decidan. Ya lo fue Arafat, Fidel, Hugo Chávez, Sadam, el Mulá Omar, Gadaffi, Kim Jong-un, Puigdemont, Maduro, etcétera y etcétera, Lo que pasa que el de ahora, que tampoco es santo de mi devoción, puede destruir el planeta diez o quince veces solo apretando un siniestro botón y le sobraría para cinco más. Entonces toca el “agárrenme que lo mato” de las peleas verbeneras protagonizadas por aprendices de Hernán Cortes como un tal Borrell, el mismo que dijo públicamente “que Estados Unidos solo mató cuatro indios”.
Es tal el cinismo de lo que llaman “Occidente”, que no se cortan en mandar aviones cargados de armas pagadas con nuestro dinero para una guerra inútil y que está perdida de antemano, en lugar de médicos y medicinas como hace Cuba. Este es el talante.
Provocar y provocar durante años, forzar un conflicto bélico premeditado, montar bases militares a pocos kilómetros de una potencia mundial que no confía en una organización terrorista con siglas atlantistas a la que Felipe González nos metió un 12 de marzo en un referéndum surrealista con el “OTAN de entrada No”.
Guerra si, sanciones también, pero donde sube la gasolina, la comida y los productos básicos es en la parte de “los buenos”, sufriendo la clase trabajadora todo ese despilfarro de dinero público que tendría que servir para sacarnos de la mayor crisis económica de la historia.
Pero no, ni de coña. Lo primero es armar hasta los dientes a un peligroso gobierno neonazi que gasta más en maquillaje y montajes mediáticos entre los ataques que en minas antitanque.
No se a ustedes pero a mi todo este tinglado, en menor medida por supuesto, me recuerda a la que se montó con el fascista 155 que aplicaron en Catalunya, a los Piolín dando palos y patadas en la cabeza a mujeres embarazadas y ancianos que solo querían votar un 1 de octubre de hace casi nada.
El mismo odio, el mismo ¡A por ellos oeee! El mismo esperpento castizo y legionario. donde Berlanga hubiera hecho la obra maestra de su carrera cinematográfica.
¡No a la guerra! ¡No a la OTAN! ¡Basta de mentiras!
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