
General de la Benemérita, Sebastián Pozas Perea, primero por la derecha, fiel a la República hasta el final en su exilio de México, habla con un prisionero de Belchite en presencia del periodista José Quilez. La Guardia Civil quedó dividida en dos, del mismo modo que el conjunto de España. Por ejemplo, los guardias civiles sublevados en Albacete fueron asesinados y arrojados al mar por decenas en aguas de Cartagena, mientras que el coronel Escobar y el general Aranguren en Barcelona se mantuvieron fieles al gobierno de la República por lo que, finalizada la contienda, serían condenados y posteriormente fusilados. Fotografía de Luis Vidal Corella. Fuente: Página de la Guardia Civil https://www.guardiacivil.es/.../hist.../La_Guerra_Civil.html
«Lluís Companys, presidente de la Generalitat, exclamó lo siguiente en un célebre discurso: “Visca la República! Visca Catalunya! Visca la Guàrdia Civil!. Así reconoció públicamente el máximo representante de la administración autonómica la importancia del Instituto Armado en la derrota de la sublevación. Companys, Aranguren y Escobar fueron fusilados por la tiranía franquista al concluir la contienda».
José María García Labrac (José Jiménez de Toro, un guardia civil fiel a la II República Española)
El teniente Raymundo Claramunt, nacido en Alcàsser, Valencia, de familia adinerada, terratenientes de inmensos campos de naranjos, con mucha mala fama de cometer crímenes sobre jornaleros, incluso en tiempos de la República, ejecutores del derecho de pernada, hasta poco antes del triunfo del Frente Popular en el territorio del Levante.
Por un grave problema que tuvo torturando a un joven sindicalista agrario y comunista en la comisaría del barrio de Sant Francesc, en la actual Ciutat Vella al que tiró por la ventana, fue detenido por asesinato y procesado en un Consejo de Guerra, que no fue más que un montaje cuando su padre el poderoso don Andrés «El fastigós» (El asqueroso), por que no cuidaba mucho su higiene personal a pesar de su fortuna.
La mediación de su progenitor evitó su procesamiento y todo lo disimularon con un traslado inmediato a las Islas Canarias, donde fue destinado a la Comandancia del municipio de Telde del barrio de San Juan, en el Sureste de Gran Canaria.Claramunt, desde el primer minuto del golpe fascista del sábado 18 de julio del 36, ya estaba organizado junto a los miembros de Falange y resto de sediciosos, incluso participó en la detención y asesinato de varios de sus compañeros de la Benemérita que eran fieles a la República y la democracia.
El joven niño rico que jamás habló valencià, por odiar todo lo que tuviera alguna similitud con la cultura catalana, a la que odiaba a muerte, se caracterizaba por su sadismo con las mujeres, no solo participó en cientos de ejecuciones en la Sima Jinámar, pegando tiros en la nuca y arrojando decenas de hombres al abismo, sino también en el fusilamiento clandestino, sin Consejo de Guerra, de miembros del Frente Popular en la Finca de la Noria del Conde de la Vega Grande junto a Boca Barranco, en los pozos de Guayadeque, en la cueva de «El Mareo» sobre los acantilados de la Playa de La Laja, donde hay un agujero volcánico de más de cien metros de profundidad con muchos restos humanos en su interior.
Se juntó enseguida con otros «amantes» de las mujeres bellas detenidas, el empresario Fuentes era experto en las artes de la violación, junto al tintorero Rivas, los hermanos Rosa de Tafira o el capitán Clavijo del Regimiento de Ingenieros de La Isleta, estos fascistas seleccionaban bien a las hijas de los detenidos o asesinados para luego cometer aberraciones sexuales en cualquiera de las fincas o casas de tapadillo donde llevaban a estas pobres chicas, que no solo tenían que sufrir el asesinato de sus padres, sino luego pasar por las manos de estos psicópatas.
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