
«Siempre seré feliz si me dejan solo en ese delicioso y desconocido rincón tan alejado, aparte de luchas, putrefacciones y tonterías; el último rincón de azúcar y pan tostado, donde las sirenas atrapan las ramas de los sauces y el corazón se abre con la nitidez de una flauta«.
Federico García Lorca
Mientras Federico siga enterrado en una fosa común no llegará la primavera de las flores, España no será una democracia verdadera si su poeta principal sigue en la tierra inundado su esqueleto de vergüenza y ponzoña. El mismo odio que lo sacó aquella madrugada de la casa donde estaba refugiado para fusilarlo sigue campando a sus anchas, ocupa plazas en el Parlamento y habla con rabia de que cualquiera que no sea un ladrón de sus partidos pueda ser indultado de las cárceles del Régimen de los Borbones.
También atacan a quienes tienen otra condición sexual, a las mujeres asesinadas por el terrorismo machista, es el mismo odio que fusiló a Federico, los mismos criminales amparados por una democracia fallida y vendida al horror.
Federico alumbra universidades, calles y plazas en todo el mundo, hasta en Cuba tiene renombre de poeta universal, de constructor eterno de palabras bellas, también de silabas rebeldes para denunciar cada injusticia.
Siguiendo al gran Cohen tampoco entiendo que no hayamos desenterrado sus huesos y los de cientos de miles de asesinados con nuestras manos, tampoco que no se le haya dado castigo histórico a sus asesinos, ahora premiados sus herederos con cargos públicos en cada rincón de esta España ensangrentada, repleta de cientos de miles de muertos acribillados en cada cuneta, en cada agujero, en cada pozo del horror fascista.
Como decía Guillén, cuando estaba Federico no hacía ni frío ni calor: hacía Federico.
Por eso sigue vivo aunque llore de tristeza.
Más historias
Alfafar tortura animal
Yo te daré… ¡Memoria!
Ángeles