
“La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido.”
Milan Kundera
«(…) Yo trataba de hablar pero no podía, miraba a mi madre llorando y no me salían las palabras, era como si tuviera un tapón de llanto en la garganta, como si el dolor se hubiera convertido en una llaga infectada en mis cuerdas vocales, intentaba decir lo que sentía cuando llegó la noticia del fusilamiento a Tamaraceite pero no me salía, solo miraba sin decir nada, veía a toda mi familia conmocionada, se abrazaban y decían cosas tristes, mis hermanos temblaban de miedo, Lorenzo no salía de debajo del camastro de Rosa, yo estuve así casi un año sin decir palabra, en la Casa del Niño las monjas decían que era retrasado, don Ramón el cura me levantaba del suelo por la oreja y yo ni siquiera podía gritar, todo se me quedaba dentro, todavía lo tengo en el corazón, ese dolor del fusilamiento de tu abuelo, es una pena de por vida y que te llevas a la tumba…»
Testimonio de mi padre Diego González García en entrevista realizada el 19 de marzo de 2015
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