
Foto: ALEJANDRO RAMOS, sacada de la red.
«La dictadura no fue un error, tiene apellidos, como colas de rata o lagartija, y su elenco de honor para asesinos los regocija todavía, y dura indefinidamente; no fue un malentendido sino la voluntad de pasar una lija de hierro por encima de los niños.»
Armando Uribe Arce
Ale Falco, me ha traído hoy a la memoria con uno de sus comentarios en mi muro la tradicional celebración falangista de los 20 de noviembre en el cementerio de Las Palmas.
Un acto que vulnera flagrantemente la actual Ley de Memoria Democrática y que se realiza en un camposanto propiedad del Ayuntamiento de LPGC, declarado hace unos años Bien de Interés Cultural por el Cabildo de Gran Canaria.
Esta exaltación del franquismo se lleva a cabo a escasos metros de la fosa común con sesenta demócratas fusilados entre escombros y barro. Ambas instituciones públicas han bloqueado su exhumación con un informe sin base ni pruebas científicas, sin embargo guardan silencio ante eventos que humillan y pisotean los derechos de las familias de las víctimas.
Este es el surrealista Halloween de Gran Canaria, con cargos públicos al servicio de Red Eléctrica Española, volcados en reventar el barranco de Arguineguín, el patrimonio natural y cultural de media isla, además de un innecesario tren millonario a ninguna parte expropiando a miles de familias.
La memoria no genera “negocio”.
Más historias
Canarias: Memoria en fraude de Ley
Aprendices de dragones
Chinches