
29 de septiembre de 1941: Masacre en Babi Yar, una de las matanzas más atroces cometidas por los nazis
«Había que yo sepa tres centros de tortura y detención en Las Palmas, el de la calle Luis Antúnez, ahora colegio La Salle, el Gabinete Literario en Triana y la casa vieja del barrio de Arenales, allí se cometieron barbaries imposibles de definir, torturaron y asesinaron a cientos de hombres, que luego fueron desaparecidos en el mar, en simas y pozos».
Pedro Tejera Alcantara
«(…) Los dos hombres rubios y altos entraron en la comisaría de Arenales, escoltados por varios falangistas armados hasta los dientes. Su uniforme era distinto al de los militares españoles, parecían embutidos en una ropa que parecía parte de su piel, los pantalones les marcaban las piernas de ajustados, luego la chaqueta que los hacia todavía más altos, las calaberas negras en el pecho, cruces gamadas en sus brazos, demonios del Averno, eran como dioses griegos para los humildes fascistas españoles. Los dos fueron recorriendo cada cámara de tortura, acompañados por los jóvenes oficiales Samsó y Bombín, creo que uno era teniente y el otro capitán, no estoy seguro. Los nazis fueron viendo a los hombres colgados por las piernas, otros ya muertos con ganchos en los ojos suspendidos del techo, presenciaron varias sesiones de tortura, incluso la violación de una niña de catorce años del barrio de Vegueta, hija de un detenido que fue obligado a ver como la destrozaban en una violación masiva. El más alto tomaba notas en un cuaderno negro con esvasticas por fuera, los dos se reían a carcajadas y hacían comentarios en alemán, solo decían en castellano frases sueltas, como si estuvieran burlándose de los que gestionaban aquel centro de detención en Las Palmas: -Hay que hacer más daño, esto es poco, quiero ratas comiendo ojos de hombres vivos, quiero más sangre, quiero cámaras de gas, crematorios, más mujeres y niños masacrados- comentó el coronel de las SS Otto Skorzeny, el otro nunca supe quien era pero era de su mismo rango, se le veían importante, los dos se trataban por igual y se reían mucho de los métodos de los «tontos soldados de hojalata españoles», hasta se permitían bromear con los hombres torturados, con una pequeña fusta de cuero levantaban la cabeza de quienes ya estaban a un paso de la muerte: -Comunistas cobardes, maricones, no aguantan sesión, son flojos, no tienen sangre pura- Sobre las doce de la noche se fueron con los oficiales canarios al bar Alemán de la calle Triana, cerca del Parque San Telmo, allí me contaron al día siguiente que se emborracharon bebiendo cerveza hasta la madrugada…»
Testimonio de Ricardo Floreal Becerra, oficial de milicias vecino de Ciudad Real, destinado en el cuartel de La Isleta.
Entrevista realizada por Francisco González Tejera, el 24 de diciembre de 1999, en la Universidad de Salamanca.
Malditos hijos del demonio, es increíble hasta donde llega la maldad humana, continuo sorprendiéndome de hasta donde podían llegar, y lo más terrible es que aún les parecía poco a esos malditos salvajes.
Cada vez que leo una historia, mi indignación crece, y por otra parte, la tristeza de saber lo que tuvieron que pasar todos aquellos inocencia, para terminar muriendo dos veces.
La primera, al ver lo que estas bestias horribles les hicieron a sus seres queridos, y la segunda, cuando morían del todo.
Por todo esto, tenemos que luchar por la ley de la memoria, jamás se podrá reparar tanto agravio, pero no hay que olvidar la verdad, y recoger los cuerpos que siguen en las cunetas, pozos, etc…!!