La memoria vegetal de los sueños

«Los árboles son poemas que la tierra escribe en el cielo».

Kahlil Gibran

Hermanadas durante décadas, la higuera centenaria que plantó mi abuelo Juan y la gigantesca araucaria que con apenas medio metro trajo a la casa familiar de Tamaraceite mi tío Manolo, de seguro interactuaban con sus raíces profundas bajo la tierra arcillosa del volcán apagado en el lenguaje desconocido de los árboles, igual que rozaban sus ramas antes de su triste tala como si jugaran bajo los rayos de sol o de la hermosa violencia de la lluvia y el viento. Ambas cobijaban o alimentaban a miles de pájaros, nos regalaban su sombra, el tierno aroma de la magia y la memoria.

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Francisco González Tejera

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